Las cicatrices son marcas o señales en la piel que se producen como resultado de la curación de una herida o lesión. La restitución del tejido conectivo se efectúa mediante el crecimiento de fibroblastos jóvenes; entonces el espacio dejado por la herida es cubierto con tejido fibrilar (con características similares al que forma los músculos), de ahí que la cicatriz tenga una textura distinta a la piel.
Así pues, una cicatriz es una alteración permanente de la apariencia dérmica consecutiva al daño y reparación de ésta.
El proceso de cicatrización tiene mucho que ver con factores genéticos como la raza y la herencia. Por eso es importante saber que es factible aprender a mejorar el proceso de cicatrización.
Las cicatrices constituyen un motivo de preocupación por causas estéticas, especialmente si éstas aparecen en zonas del cuerpo tan visibles como la cara.
El tratamiento más demandado es el que mejora las cicatrices que aparecen como secuelas del acné. Su tratamiento no tiene por qué ser agresivo y se va recuperando progresivamente el aspecto saludable de la piel.
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